dilluns, 25 d’abril del 2011

Es urgente amar y decir a los que amas que los amas - Éric-Emmanuel Schmitt

La contra de La Vanguardia del 13/04/2011

-Hay dos opciones, o habitas el misterio con miedo y angustia o lo haces con fe, es decir, confianza.
De eso hablan todos mis libros y películas, de personajes que confían en lo desconocido, que viven con los brazos abiertos y que luchan contra las fuerzas negativas, la angustia y el miedo.

-¿Y usted vive como sus personajes?
Sí, siempre estoy de buen humor, lo que sorprende a la gente, y soy infinitamente curioso. Una cosa que me ayuda a disfrutar de la vida es la imaginación, que me permite explorar todas las puertas del presente.

-¿Cómo aplica la imaginación a la realidad?
La imaginación es dejarse invadir por el mundo y por la gente. Cuando estoy frente a alguien, me dejo penetrar por todas las sensaciones y las imágenes que emanan de ese individuo; es un conocimiento empático.

-¿Y desde cuándo?
Tenía 29 años, me apunte a un viaje de aventura: diez días caminando por el desierto del Sáhara y me perdí.

-¿Sin agua y sin comida?
Sí. Llegó la noche y pensé que iba a morir de miedo, pero ocurrió todo lo contrario. Me invadió la confianza, pasé una noche mística. Entré en ese desierto ateo y salí creyente. Me costó años poder hablar de ello, pero terminé confesando porque siempre me preguntan de dónde viene el optimismo de mis obras, y la fuente viene del desierto. Habito la vida con confianza.

-¿No era así de niño?
Era alegre, pero extremadamente angustiado, tenía miedo a la nada y la idea de que la vida era inútil, un puro fenómeno material; hoy creo que es algo más que una agitación de moléculas y que todo está justificado.

-Pues me ha partido el corazón.
El tema que trato en Cartas a Dios es duro, pero es una película optimista; un himno a la vida aunque la vida sea breve y frágil. Creo que hay que amar la vida como es, sin ilusiones, sabiendo que es corta, vulnerable y llena de dolor.

-¿Cuándo fue la primera vez que se acercó a niños terminales?
Mi padre era fisioterapeuta y trabajaba con ellos. Desde que cumplí los ocho años, todos los jueves y los sábados, me llevaba con él al hospital; así que crecí pensando que lo normal era estar enfermo y lo excepcional tener salud.

-¿Aprendió algo?
Al principio tuve miedo; luego aprendí que no tenía que permitir que la enfermedad construyera un muro entre ellos y yo. Y hablo de ello en la película: los padres de Oscar ven la enfermedad de su hijo en lugar de a su hijo, y el niño no lo entiende; cree que no le quieren. No hay que dejar que las situaciones se interpongan entre las personas.

-Qué difícil es eso.
Ya adulto acompañaba a una amiga que iba a los hospitales de voluntaria. Jugando con los niños descubrí que son mucho más francos y directos. Cuando están en situaciones frágiles, quieren hablar de la enfermedad, de la muerte, de todo lo que les ocurre. Son los adultos los que están asustados, y crean angustia con su silencio e hipocresía.

-Su película tiene algo muy profundo.
Un amor visceral por la vida tal y como es; no tal y como quisiéramos que fuera. Para mí, ser feliz no es tener una vida distinta a la que tengo, es entrar completamente en la que tengo; no es protegerse del dolor o la desgracia, es integrarlos en las tramas de la existencia. Con la misma vida puedes ser feliz o desgraciado; es una actitud mental.

-¿Una actitud que usted ha aprendido?
Sí, puedes luchar contra tu negatividad y pesimismo. Eso quiere decir que la inteligencia y la experiencia pueden servir para algo.

-Se adivina que ha vivido la muerte.
Sí, he acompañado a personas cercanas, a veces en largas agonías, y me ha hecho entender que era urgente amar y decir que amas; no hay tiempo que perder.

-Sus mujeres son fuertes y tiernas.
Para mi el hombre es simplicidad y la mujer complejidad. Cuando una mujer dice no, nunca quiere decir no, ni cuando dice sí. La mujer es paradójica, es fuerza y herida. Si no veo su herida, no puedo entenderla.

-¿Cómo es su madre?
Una fuerza sin ambigüedad ni ambivalencia. Creo que mi madre es un hombre.

-¿Qué quiere contar?
Tengo una obsesión: mostrar que cada uno de nosotros podría haber sido el otro. Incluso escribí un libro sobre Hitler para demostrar que convertirse en un bárbaro está al alcance de cualquiera. Hay una búsqueda ética: cultivar lo mejor en lugar de cultivar lo peor, y por tanto una dimensión moral.

-Cuesta trabajo ser bueno.
Sí, el mal se hace rápido y el bien es laborioso. En un segundo lo puedes destruir todo; por ejemplo, con un niño o en el amor con una sola frase.

-¿Cómo se aprende la confianza?
Aceptando que no todo es racional, aceptando abrir las puertas de la sensibilidad y la irracionalidad de la vida. Hay que amar la necesidad y todo lo inevitable.

-Pensar no es bueno para tener confianza.
Cierto. El pensamiento es el espíritu crítico, pero es necesario pensar hasta que llegas a ese umbral en el que el pensamiento ya no sirve para nada y ahí has de tirarte de cabeza: o al miedo o a la confianza.

Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito - Alejandro Jodorowsky

Extracto de La contra de La Vanguardia del 15/04/2011

-¿Algún comienzo?
Sí, el de aceptar morir feliz, esa es la finalidad de la vida.

-¿Qué se lleva?
He aprendido que la vida es un sueño absolutamente particular, es decir: sales de ti mismo y te buscas hasta llegar a ti mismo.

-Pero, ¿qué es ser libre?
Es aceptar y admirar los valores del otro que son mis propios valores.

-Recibir es un don, algo que te entregan.
No. Hay que trabajar para ser capaz de recibir y de dar lo que se recibe, porque se puede caer en el error de acumular en un nombre, en premios, en todas esas cosas asquerosas que son los reconocimientos públicos.
...
Los gurús dementes dicen que hay que matar al ego, y son los que más ego tienen. El ego es una parte esencial nuestra, no hay que destruirlo, hay que domarlo.

-Intentémoslo.
Imagine un ciego y un perro. El perro es el ego que conduce al ser esencial y está angustiado porque hace una tarea que no le corresponde. Pero si tú conduces a tu perro, tienes un perro feliz, un ego feliz.
-Entiendo.
Yo he aprendido a ver mi nivel de conciencia: existe el nivel infantil, el animal, el adolescente, el adulto explotador, el servicial. Todo es comprender que no puedes dar una ayuda a la gente más allá de tu nivel.
Lógico.
Si yo descubro que tengo un talento, descubro que ese talento está dormido en todos. He aprendido a buscar en mí para dar a los otros. Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito.

-Deme un consejo para que mi perro no me muerda.
Hay una carta del tarot que es un diablo lleno de ojos, significa que el diablo no tiene miedo de verse, si no uno cae en los binarios: bueno y malo, moral e inmoral..., perdiéndonos toda la gama que hay entre los extremos. Hay que aprender a no tratar de ser perfectos, de agradar al profesor, a los papás, a los otros. Verse tal como uno es.

-... Y aceptarse.
Sí, eso es lo primero, y significa afrontar el sufrimiento voluntariamente; ahí empieza el camino, la liberación.

-¿Pero uno no debe intentar cambiar?
No se trata de cambiar una cosa por otra, hay que mutar. Yo soy la taza que contiene los garbanzos, pero no soy los garbanzos. Mi mente contiene ideas, pero deben ser fluidas, ir cambiando como cambia la realidad. Y tampoco soy mis deseos. Hay que vivir una vida útil, ¿y qué es útil?
Todo lo que permite que la humanidad se desarrolle, todo aquello que te lleva a lo fluido; e inútil todo aquello que te estanca.

-Volvamos al inconsciente reprimido.
Si quiere que salga, haga arte: crear una pareja es un arte, saber mirar, saber vivir es arte. Los artesanos son artistas sanos. Hay que ser el artesano de uno mismo y llegar al arte santo.

-¿Y qué es la santidad?
Bendecir todo aquello que ves, que oyes, que tocas, que conoces, siendo lo que eres y no lo que los otros quieren que seas.

divendres, 22 d’abril del 2011

Joan Ferraté

Correspondència amb Josep María Castellet

"La mesura del teu desconcert serà la mateixa que la de la teva ambició de veritat, d'autenticitat, de radicalitat."

dimecres, 20 d’abril del 2011

ESPECIAL SANT JORDI 2011 - Cultura...

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              ESPECIAL SANT JORDI 2011 - Cultura Viva



«Todos nos leemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea para poder vislumbrar qué somos y dónde estamos. Leemos para entender, o para empezar a entender. No tenemos otro remedio que leer. Leer, casi tanto como respirar, es nuestra función esencial.»


Alberto Manguel (1998) Una historia de la lectura. Madrid. Alianza Ed., p. 21



 


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dimarts, 5 d’abril del 2011

Jane Birkin - Entrevista en El Periódico - marzo 2011

"...siempre es bueno tener el cuerpo de alguien sobre el tuyo, sentir sus vendas y cicatrices, amar sus errores y saber que él está dispuesto a amar los tuyos."

diumenge, 3 d’abril del 2011

Thomas Mann

"En la vida, para comprender, comprender de verdad cómo son las cosas en este mundo, debes morir por lo menos una vez"